Se escuchó un estruendo y la tierra comenzó a desgarrarse, en la hojarasca las arañas, hormigas, escarabajos y cien pies trataron de escapar, pero algo que no lograron ver u oler los abatió en un instante. El objeto que los masacró parecía moverse lentamente desde la percepción de un insecto, se elevaba y bajaba aplastando miles de seres habitantes de la hojarasca una y otra vez. Debajo de ella donde la humedad del suelo es suficiente, los colémbolos, lombrices, larvas de gallina ciega y babosas, perecieron en lo que a ellos pareció un evento eterno. Conforme el desgarramiento de la tierra continuaba, todos los habitantes de zonas más profundas en el suelo se vieron afectados, las primeras en perecer fueron las tarántulas, seguidas por cangrejos, serpientes, ratones, musarañas, liebres y las enormes ciudades de hormigas. Las conexiones entre los hongos y las raíces de los árboles fueron fragmentadas en segundos, evitando la correcta comunicación de toda la vegetación en la super