Mi vida en los cacaoatales

Anécdota 3: Un juego de palabras.

Casi 12 años después de dejar su pueblo, mis padres nos llevaron a vivir a este lugar al sur de México donde ellos pasaron su juventud, para mí era emocionante conocer este lugar porque era muy distinto de la ciudad en que crecí, todo me parecía nuevo y diferente, las palabras, las costumbres, las casas y los olores. Habíamos regresado después de que muchos pueblos costeros del sur de México sufrieron terribles inundaciones en 1998, así que el lugar que recordaba de cuando tenía 7 años había cambiado mucho, un par de kilómetros alrededor los ríos más caudalosos eran arena y troncos, a la orilla de la carretera había miles de personas viviendo en casas improvisadas de plástico o cartón. Fue la primera vez que noté las carencias del estado en que nacieron mis padre, de hecho pasaron años antes de que las personas afectadas pudieran volver a un espacio al que pudieran llamar hogar, pero hubo algunos que nunca lograron recuperarse de la tragedia, ya sea material o emocionalmente.
Tardaron mis padres algunos meses en establecerse, y por primera vez vivimos rodeados de más niños, pero fue complicado pasar de jugar con mi hermana y las mascotas a jugar con muchos niños que crecieron tratándose entre ellos de maneras más salvajes. No todo resultó tan mal, en esos 2 años conocí varios pueblos de la costa sur de México ya que me inscribí al grupo de danza local y teníamos presentaciones en diferentes pueblos, muchos eran pueblo muy pobres y apartados, donde la mayoría se dedicaba a cultivar  maíz, caña, frijol, calabaza, pepino, aguacate, mango, plátano y/o cacao. Recuerdo ver continuamente plantaciones en nuestro recorridos, las plantaciones de cacao también tenían árboles de mando y aguacate, cuando las veía al lado de la carretera me era tentador brincar del coche y perderme en la inmensidad de ese bosque semi obscuro de cacao, la luz del sol no tocaba el suelo ya que e follaje de los altos árboles y los chaparros cacaos lo impedían. En esa época el presidente municipal proporcionaba siempre transporte, mientras los organizadores de los pequeños eventos a los que nos invitaban tenían que proveer alimento y hospedaje si fuese necesario. Tuvimos experiencias muy extrañas porque nuestro transporte no siempre fue un autobús, a veces el único vehículo disponible resultaba ser un camión de volteo azul, que además era muy viejo y a veces también transportaba basura, ahí íbamos nosotros, surcando las terracerías con un enorme camión, saludando a los curiosos que salían a ver que pasaba. Un día nos anunciaron que tendríamos una mini gira y visitaríamos tres pueblos en tres días continuos, Tuzantan, Cacahoatan y Unión Juárez. No puse mucha atención a los nombres de los pueblos, porque nos sentíamos como estrellas al pensar que estaríamos de viaje y dormiríamos fuera, además esta vez tendríamos un autobús rentado como transporte.
Sí continuara listando otros pueblos que visité en los 3 años que fui miembro del club de danza folclórica, gran cantidad de ellos terminarían en el sonido TAN. Siempre me pareció interesante y de vez en cuando buscaba la procedencia de uno u otro nombre. Al principio descubrí que muchos nombres de los pueblos de México provienen del náhuatl, pero siempre me pareció un hecho extraño porque sabía que había muchos otros idiomas nativos. Un día leyendo un poco más de la historia de México descubrí que los náhuatl del centro de México fueron los primeros en adoptar el español, entre ellos hubo un personaje controversial. Todos recordamos a la Malinche que sirvió de traductora a Hernán Cortés, de joven siempre me pregunté cómo había aprendido español para comunicarse con Cortés ¿A caso se comunicaban con señas al principio? Pues bien, me sorprendí al descubrir que su historia se conecta a la de otros dos españoles que habían vivido y permanecido entre los Mayas desde años antes de la llegada de Cortés a México, estos se llamaban Jerónimo y Gerardo, ambos habían aprendido a hablar Maya, pero mientras Gerardo se casó con una mujer nativa y decidió quedarse entre ellos, Jerónimo aprovecho la llegada de su compatriota Español para unirse de nuevo a su gente ya que nunca se sintió cómodo con las costumbres de los nativos. La Malinche que era una princesa entregada como tributo a Hernán, hablaba varias lenguas, entre ellas le Náhuatl y el Maya, así que Malinche se comunicaba con los nativos, y traducía al Maya para Jerónimo, mientras  Jerónimo traducía lo que ella dijera a Español para que Cortés pudiera comunicarse.
La Malinche y Jerónimo no fueron los únicos intérpretes, otros se unieron a esta labor al paso del tiempo, en sus campañas de conquista los españoles llevaban intérpretes con ellos que traducían lo que fuera necesario, pero estos interpretes nunca imaginaron que muchos de los nombres que primero tradujeron al náhuatl terminarían siendo los nombres con que se conocen estos pueblos hasta tiempos modernos. Otro dato extraño que descubrí rebuscando entre libros y artículos de historia fue que algunos nombres se fueron modificando debido a los modismos de cada región. Al centro y norte del país se escuchan nombres con la terminación Tlan muy comúnmente, un ejemplo es Mazatlán, mientras en el sur se escuchan y escriben con terminación Tan, como Mazatán, un pueblo cercano a la frontera con Guatemala, pero ambos casos la terminación significa "Lugar de" sólo que el sur la l de las palabras se perdió. Maztl por su parte significa venado, así que los nombres de ambos sitios se traducen como "Lugar de venados" ¿Qué tiene que ver esta anécdota con el Chocolate? Cuando descubrí esta información, no pude evitar notar que entre mis viajes con el grupo Folklórico visité ese pueblo que ya listé arriba y cuyo nombre literalmente significa "Lugar de cacao".
Las palabras parecen darnos las respuestas a algunas dudas cuando somos capaces de reconocer su origen. Otros idiomas de los que se encuentran muchos prefijos y sufijos en el idioma Español, son el árabe latín y griego. Hoy en día se dan nombre científicos a la mayoría de los seres vivos utilizando un sistema inventado por un Señor llamado Carl Van Linné (Calos Linneo) en el siglo XVIII, él fue el que dio el nombre científico al árbol que llamamos Cacao. Linneo quizá conociendo la historia del cacao y la importancia que tuvo como bebida exclusiva de la elite en las cultura nativas de Mesoamérica, lo llamo Theobroma cacao. Cacao al parecer fue un nombre dado a la planta por los antiguos Olmecas, mientras que Theobroma viene del griego y traducido al español significa"Alimento de los Dioses". Este nombre que mezcla un idioma nativo con el griego, me parece una prueba de lo que ocurrió con el Chocolate, que hoy es el resultado de la mezcla de las culturas europeas y americanas.
Cacao es el nombre con el que identificamos a la planta y Chocolate a la bebida o producto obtenido después de procesar la semilla. Pero nadie va por la vida preguntándose ¿Qué significa chocolate? Entender su significado implica dar un clavado en la información que parezca más fiable, en mi caso la fuente es una libro llamado "La verdadera historia del chocolate" que es el resultado del trabajo de toda la vida de Sophie D. Coe,  una mujer que amó al chocolate pero murió antes de terminar su libro, su esposo Michael lo continuó y publicó, en el prefacio cuenta él la trágica historia de su esposa y menciona que lo publica en su honor. El libro menciona que hoy se cree y así lo dicen algunos diccionarios que la palabra chocolate viene del náhuatl y sígnica ya sea agua de cacao (cacahuatl) o agua amarga (xocoatl) pero le parece arbitrario pensar que ese es el origen de la palabra y así que el autor con la ayuda de un lingüista mexicano (Miguel León-Portilla) determinan que es posible que sea la mezcla de dos palabras chocol o caliente en yucateco y atl o agua en náhuatl. Creen que esta mezcla pudo haber surgido de que los mayas lo bebían caliente y espumoso (chacau haa o chocol haa), mientras los aztecas lo bebían frío y amargo (cacahuatl). El nombre que daban los aztecas quizá les pareció repugnante a los españoles, además al parecer les atrajo más la bebida caliente de los mayas a la que con el tiempo le agregaron leche y azúcar. Para evitar evitar la palabra cacahuatl como referencia a una bebida marrón y espumosa que hacía menos agradable la palabra, terminaron mezclando las dos palabras de orígenes distintos que juntas significan hoy agua caliente y se pronuncian como chocolate.
En aquella visita a Cacahoatan no tenía idea de que un día me interesaría por conocer que hay detrás de las palabras que hoy usamos, tampoco que escribiría y aprendería sobre el chocolate, en aquella ocasión tuve algunas experiencias extraordinarias que son historia para otra ocasión. Lo importante es que estaba viendo un tiempo largo por primera vez en la cuna del chocolate, el lugar donde posiblemente los Olmecas iniciaron este especial juego de palabras.
                                   

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